Cuida
la vista
La zanahoria es el alimento más rico en
beta-caroteno, sustancia que tras ser absorbida en nuestro cuerpo se transforma
en vitamina A o retinol. Ésta es esencial para la visión, el buen estado de la
piel, los tejidos y para el buen funcionamiento de nuestro sistema de defensas.
El mecanismo que explica la relación de la vitamina A con la vista se relaciona
con una forma activa de dicha vitamina, el 11-cis-retina. Esta forma se combina
con una sustancia orgánica (opsina) para generar un compuesto activo llamado
rodopsina que se encuentra en la retina del ojo humano. Los rayos de luz de
baja intensidad descomponen la rodopsina de los bastoncillos, receptores
sensibles a luz que hay en la retina, y por medio de una serie de reacciones
químicas se produce la excitación del nervio óptico, lo que origina en el
cerebro estímulos visuales. De este modo, cuando no hay suficiente cantidad de
vitamina A se produce ceguera nocturna porque los bastoncillos son sensibles a
la luz de baja intensidad. Por ello, el consumo de zanahoria resulta muy útil
para quienes padecen problemas oculares como fotofobia, sequedad ocular o
ceguera nocturna.
Prevención de enfermedades
El beta-caroteno, sustancia antioxidante, al igual
que la vitamina E, neutraliza los radicales libres, por lo que el consumo
frecuente de zanahorias contribuye a reducir el riesgo de enfermedades
cardiovasculares, degenerativas y de cáncer. Los antioxidantes bloquean el
efecto dañino de los radicales libres. La respiración en presencia de oxígeno
es esencial en la vida celular de nuestro organismo, pero como consecuencia de
la misma se producen unas moléculas, los radicales libres, que ocasionan a lo
largo de la vida efectos negativos para la salud por su capacidad de alterar el
ADN (los genes), las proteínas y los lípidos o grasas ("oxidación").
Existen situaciones que aumentan la producción de radicales libres: el ejercicio físico intenso, la contaminación
ambiental, el tabaquismo, las infecciones, el estrés, dietas ricas en grasas y
la sobre exposición al sol.
La relación entre antioxidantes y la prevención de
enfermedades cardiovasculares es hoy una afirmación bien sustentada. Se sabe
que es la modificación del llamado "mal colesterol" (LDL-c) la que
desempeña un papel fundamental en el inicio y desarrollo de la aterosclerosis.
Los antioxidantes bloquean los radicales libres que modifican el llamado mal
colesterol, con lo que contribuyen a reducir el riesgo cardiovascular y
cerebrovascular.
La zanahoria es muy recomendada para quienes
tienen un mayor riesgo de sufrir carencias de vitamina A. En este grupo se
incluyen quienes siguen dietas bajas en grasa y
personas cuyas necesidades nutritivas están aumentadas (periodos de
crecimiento, embarazo y lactancia materna). De igual forma, el consumo de
alimentos ricos en vitamina A es aconsejable para personas propensas a padecer
infecciones respiratorias (faringitis, laringitis o bronquitis) o con la piel
seca y escamosa.
Además, la disponibilidad de beta-caroteno aumenta
con la cocción, por lo que la zanahoria cocida, una forma bastante habitual de
consumirla, sigue siendo buena fuente de esta provitamina.
Potencia nuestro sistema de
defensas
En las últimas décadas se han acumulado pruebas
que avalan la existencia de una serie de acciones biológicas de los
carotenoides -el beta-caroteno es uno de ellos-. Entre ellas se incluyen
efectos beneficiosos sobre el sistema inmunológico. Dichas sustancias se alzan
así como un importante apoyo para aliviar enfermedades carenciales y
situaciones patológicas.
Regula la función intestinal
A la zanahoria se le atribuyen propiedades
vermífugas (antiparasitarias) debido a la presencia de un aceite esencial. Este
aceite, junto con las pectinas (fibra soluble)
presentes en cantidades considerables, proporciona a la zanahoria un alto poder
de gelificación y de acción astringente, muy útil en caso de diarrea. Si se
consume cruda, su contenido en fibra insoluble favorece la función intestinal,
lo que resulta beneficioso en caso de estreñimiento. En caso de diarrea se ha
de consumir siempre cocida. De este modo se potencia su efecto astringente o
antidiarreico.
Exceso de peso
La zanahoria, por ser una raíz en la que se
acumulan mayor cantidad de azúcares que en otras hortalizas y por su ligero
sabor dulce, era excluida de las dietas para adelgazar. Esto es tan sólo un
mito. Su valor energético es más bien bajo y, por tanto, resulta un ingrediente
idóneo en múltiples recetas ligeras como las ensaladas, cremas y purés, etc.
Mujeres embarazadas y niños
La zanahoria es muy buena fuente de yodo y de
provitamina A. Los requerimientos de yodo en el embarazo no son muy elevados
respecto a la mujer no gestante. Sin embargo, es imprescindible para el correcto
funcionamiento de las hormonas
tiroideas que intervienen en el crecimiento del feto, el desarrollo de su
cerebro y en la regulación de otras funciones metabólicas como el mantenimiento
de la temperatura corporal. En cuanto a la vitamina A, las necesidades son
mayores en el embarazo y en los niños que en otras etapas de la vida. El
consumo de zanahorias, por tanto, ayuda a cubrir las necesidades de esta
vitamina. El aporte adecuado de vitamina A en niños es importante porque
contribuye a un buen crecimiento y desarrollo óseo, además de proteger al
organismo frente a las infecciones.